Visto el panorama actual, ¿no sería correcto incluir una asignatura de educación e introducción a la ironía? Sí, he dicho bien, Ironía; el arte del ingenio, un arte muy alejado de nuestra cultura mediterránea, caliente e irascible. ¿Por dónde se escapó tal noble arte de espadas? ¿Acaso Quevedo y Góngora se las llevaron a la tumba? ¿Fue por esto por lo que el siglo XVIII fue tan brutalmente invisible?
QUEVEDO
Yo te untaré mis obras con tocino(*)
Porque no me las muerdas, Gongorilla,(**)
Perro(***) de los ingenios de Castilla,
Docto en pullas, cual mozo de camino.(****)
Apenas hombre, sacerdote indino,
Que aprendiste sin christus la cartilla;
Chocarrero de Córdoba y Sevilla,
Y en la Corte, bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía;
Aunque aquesto de escribas se te pega,
Por tener de sayón la rebeldía.
El arte de la Ironía nos posibilita decir aquello más horroroso o lo más despótico con una gracia tal, que en vez de sumergirnos en las tinieblas más oscuras y pesadumbrosas groserías, nos ofrece un carácter de genio, de imbatible batallador o de afilado y certero arquero, admirado hasta por el más infame de todos, tu enemigo, aquel que soltándote un lance termina el festín con un elogio. Él, ganando el mérito de caballero, y tú, el de genio.
Freud en su obra El chiste y su relación con el inconsciente nos detalla el siguiente chiste que demuestra el poder de la ironía:
- Un noble sale de su castillo para dar un paseo por el pueblo y se encuentra a un joven de admirable parecido al suyo. El noble lo manda llamar, y le pregunta: ¿Ha servido su madre en palacio? Y le responde el villano: “No, pero sí mi padre”. El nombre siguió su camino.
¿Qué otra forma tan brillante es posible en este caso salvo la sutilidad y el ingenio de la ironía? De otra manera, el villano hubierase ganado una somanta de palos, si hubiera contestado bruscamente o con más corazón que ingenio.
En este país entendemos que “libertad” es hacer y decir lo que sentimos en el momento y lugar que nos aborda o desborda el sentimiento, pero ¿no sería más audaz y menos socarrón saber elegir la mejor opción, aquella que no de pié a la lucha sino que la sentencia o sube el nivel? ¿No es acaso la ironía desde la sociología un cinismo necesario y aceptado que allana la convivencia?
Intentemos pensar lo que decimos y se queremos agredir, hacerlo con maestría e ironía.
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